sábado, 8 de noviembre de 2008

A 91 años de la Revolución Rusa

Caracas, 7 Nov. ABN (Leandro Albani).– El 7 de noviembre de 1917 se hacía realidad en Rusia una consigna que luego traspasaría fronteras: campesinos y obreros tomaban el cielo por asalto, comenzando un proceso revolucionario que dejaba atrás el reinado de los zares y un gobierno que intentó tibios cambios que no resistieron al tiempo.

A 91 años de este hecho histórico, el siglo XXI se vislumbra con nuevos procesos de liberación de los pueblos, entre los que se destaca la Revolución Bolivariana en Venezuela, donde los paradigmas que el capitalismo creía haber derrumbado con respecto al socialismo, son puestos nuevamente en debate, discusión y acción.

Liderados por Vladímir Ilich Uliánov (Lenin), y tomando como enseñanzas principales y rectoras las ideas de Carlos Marx para realizar un proceso de cambio radical, el pueblo ruso vivió una etapa contradictoria y profunda que tuvo su primer gran estallido en febrero de 1917.

Para esa fecha, las masas más humilladas y pobres empujaron al régimen zarista de Alejandro II, iniciado en 1855, derrocándolo en la ciudad de Petrogrado.

El hambre, la pobreza y el descontento con la Primera Guerra Mundial fueron detonantes para que liberales y partidarios de diferentes vertientes de izquierda formaran un Gobierno Provisional, donde la Duma (parlamento) era el espacio donde se enfrentaban partidarios de reformas radicales y parciales y que finalmente agudizaron las contradicciones que llevaron a acelerar el estado popular revolucionario. El periodista estadounidense John Reed, que fue partícipe de estos acontecimientos, dejó retratado en su libro “Los 10 días que estremecieron al mundo” la realidad rusa con el Gobierno Provisional: “tanto la situación interior del país como la capacidad combativa de su ejército mejoró indudablemente, pese a la confusión propia de una gran revolución, que había dado inesperadamente la libertad a los ciento sesenta millones que formaban el pueblo más oprimido del mundo”.

“Las clases poseedoras querían una revolución política, que se limitase a despojar del poder al zar y entregárselo a ellas. Querían que Rusia fuese una república constitucional como Francia o Estados Unidos, o una monarquía constitucional, como Inglaterra. En cambio, las masas populares deseaban una auténtica democracia obrera y campesina”, señaló Reed.

La planificación, la organización y una consciencia profunda entre los más desposeídos fue el eje principal para que ese nuevo paso dado en noviembre de 1917 se lograra.

Los comunistas, perseguidos y en muchos casos encarcelados, no dudaron en poner fecha y hora a la Revolución: el 25 de octubre de 1917 (7 de noviembre según el calendario gregoriano) desde diferentes sectores se respondió al llamado que permitiría consolidar el poder organizador y democrático a través de los “soviets” (consejos) de obreros, campesinos y soldados.

El intelectual marxista Antonio Gramsci, publicaba en el periódico “Il Grido del Popolo” (El grito del pueblo) algunas apreciaciones sobre lo que sucedía en territorio ruso.

Como si la historia se repitiera en ciertos aspectos a la hora de hablar sobre procesos revolucionarios Gramsci comenzaba su artículo denunciando que “al leer los periódicos, al leer el conjunto de noticias que la censura ha permitido publicar, no se entiende fácilmente”, lo que sucedía en Rusia. El autor de “Los Cuadernos de la cárcel” hacía un análisis que quedaría suspendido para el resto de los días sobre los alcances, contradicciones y formas de superación que enfrentan los procesos de liberación: “Sabemos que la revolución ha sido hecha por proletarios (obreros y soldados), sabemos que existe un comité de delegados obreros que controla la actuación de los organismos administrativos que ha sido necesario mantener para los asuntos corrientes. Pero ¿basta que una revolución haya sido hecha por proletarios para que se trate de una revolución proletaria?”.

Gramsci remarcaba también que para que la Revolución fuera completa los “factores de carácter espiritual” eran sumamente necesarios: “Es necesario que el hecho revolucionario demuestre ser, además de fenómeno de poder, fenómeno de costumbres, hecho moral”.

En sus apreciaciones, el intelectual marxista sentenciaba que “la revolución ha creado en Rusia una nueva forma de ser. No sólo ha sustituido poder por poder; ha sustituido hábitos por hábitos, ha creado una nueva atmósfera moral, ha instaurado la libertad del espíritu además de la corporal”. Cuando la Revolución todavía no estaba consolidada, los boicots internos por parte de la socialdemocracia y el imperialismo llevaron a una guerra civil, al mismo tiempo que todas las potencias beligerantes en la Primera Guerra Mundial le declaraban la guerra: once potencias militares atacaban a la Rusia revolucionaria simultáneamente.

Un país devastado y con un atraso tecnológico de magnitudes impresionantes hizo frente a esta situación, pero a costa del inmenso sacrificio del pueblo ruso acosado por el hambre y las enfermedades, mientras el Estado asumía la parte decisiva de la producción en sus manos para detener el saqueo y el boicot. Con las enseñanzas del marxismo, defendiendo el carácter internacionalista de toda revolución, poniendo en manos de los pobladores la democracia y con el objetivo de solucionar los derechos básicos, la Revolución Rusa sentó bases que hasta hoy en día son tenidas en cuenta como aporte fundamental para la liberación de los pueblos.

El transcurso del tiempo, el temprano fallecimiento de Lenin y la expulsión o el asesinato del grupo más combativo de los dirigentes revolucionarios, un manto de burocratismo fue cubriendo a la Revolución hasta finalizar en 1989 con la caída del muro de Berlín como símbolo de un replanteo necesario para los que apostaban por el socialismo.

Sin embargo, la Revolución Rusa transita el siglo XXI como punto de referencia para el estudio, análisis y conocimiento.

“La Revolución rusa ha destruido al autoritarismo y lo ha sustituido por el sufragio universal, extendiéndolo también a las mujeres. Ha sustituido el autoritarismo por la libertad; la Constitución por la voz libre de la conciencia universal”, escribía Gramsci sobre los primeros logros de los bolcheviques. Y como ejemplo de lo que sucedía en plena liberación de un pueblo, el intelectual italiano describía: “los revolucionarios rusos han abierto las cárceles no sólo a los presos políticos, sino también a los condenados por delitos comunes. En una de las cárceles, los reclusos comunes, ante el anuncio de que eran libres, contestaron que no se sentían con derecho a aceptar la libertad porque debían expiar sus culpas”. No quedan dudas tampoco que en el trascurso de los siglos XX y XXI, en América Latina estas enseñanzas se hicieron piel y todavía encienden luces y debates para beneficio del futuro de los pueblos.




martes, 9 de septiembre de 2008

Chile, 35 años después...

Patricia Parga-Vega
http://www.michelcollon.info/


El martes 11 de septiembre de 1973, el destino de toda una nación y las esperanzas de un continente van a bascular el curso de la historia…


Tributo a Salvador Allende
Cargado por hertzonline

La desaparición forzada, la tortura, la prisión política y la delación inaugurarán una etapa considerada “exitosa” por los Estados Unidos. El Presidente Salvador Allende Gossens, dejó su vida en el empeño de llevar a cabo el mandato de su pueblo y se constituyó, para el mundo entero en un símbolo de dignidad. A pesar que su gobierno no alcanzó a la mitad del periodo, Allende fue una de las figuras más decisivas en la historia de Chile del siglo veinte. Hoy, desde la entraña del poder norteamericano: Informe Church, desclasificados de la CIA, memorias personales de autoridades cercanas a Nixon, podemos saber a ciencia cierta de la sangrienta operación fraguada durante diez años por los EE.UU. (1963-1973).
Tras el reconocimiento del triunfo de Allende, por parte del Senado chileno, en USA se registran dos reuniones con fecha 8 y 14 de septiembre de 1970. En esos mismos días, el presidente de la Pepsi-Cola, Donald M. Kendall, estampó su huella en esta trágica historia. EL 14 de septiembre, diez días después de la elección presidencial chilena, Kendall fue a la Casa Blanca y le pidió a Nixon, quién había sido abogado de la Pepsi-Cola, que le concediera una audiencia extraordinaria a un chileno amigo y socio suyo: Agustín Edwards, propietario de uno de los diarios más influyentes de Chile: El Mercurio. La relación entre Nixon y Kendall estaba basada en una deuda política y como las deudas se pagan… Kendall había reconstruido a Nixon políticamente tras su derrota en la gobernación por California, hasta llevarlo a la Casa Blanca.
Se repitió una escena tantas veces vivida en América Latina: el poder de las transnacionales buscando torcer a su favor y por sus intereses la historia, sin importar los costos humanos y asociándose para ello con los empresarios locales ultraconservadores.
La reunión entre Nixon y Kendall se realizó al día siguiente, 15 de septiembre de 1970, lo que indica la prioridad del asunto para la casa Blanca. El poderoso empresario chileno Agustín Edwards pidió la ayuda de Estados Unidos para evitar el desastre en Chile.(1) Kissinger en sus memorias le endosa al chileno Edwards la responsabilidad de haber presionado a Nixon, de haberle “calentado” el ánimo para que decidiera acciones drásticas. Tras esta entrevista Nixon se junto, esa misma tarde, con Kissinger; el fiscal general (General Attorney) John Mitchell –quien se encontraba ahí a título privado y no oficial-; y Richard Helms, director de la CIA, quién registro algunas notas de esa reunión:
- Aunque tenga una sola oportunidad entre diez, salve a Chile
- Gastar duro - No importa los riesgos que haya que correr
- No meter a la embajada en esto
- Diez millones de dólares disponibles, más si es necesario
- Trabajar a tiempo completo, los mejores hombres disponibles
- Elaborar un plan estratégico de supuestos variables
- Hacer aullar de dolor a la economía (chilena)
- 48 horas para el plan de acción
“En ese encuentro, Nixon nos ordenó a los tres no informar de esas instrucciones al Secretario de Estado, al Secretario de Defensa, al embajador en Chile y al jefe de la CIA en Chile. De toda mi carrera esa fue la ocasión en que tuve un mayor secreto”, aseguró Richard Helms al escribir sus memorias.
El Informe Church anotó así el resultado de tal cita: “El 15 de septiembre, el Presidente Nixon informó al director de la CIA, Richard Helms, que un gobierno allendista no era aceptable para los Estados Unidos e instruyó a la CIA para que jugara un rol directo en organizar un golpe de Estado en Chile para evitar que Allende accediera a la presidencia”. Y el propio director de la CIA lo ratificó en sus memorias: “El Presidente me ordenó instigar un golpe militar en Chile, un país hasta entonces democrático”.(2) Y agregó en sus notas que a Nixon y a Kissinger “no les preocupaban los riesgos que esto entrañaba”. Sin embargo esta primera etapa destinada a evitar la presidencia de Allende fracasó rotundamente, lo que dio inicio a una segunda reunión de urgencia. A esas alturas, con Allende instalado en la Moneda, todos los esfuerzos de la Casa Blanca –concluyó el Informe Church- “estaban orientados al golpe militar”.
El resultado de esta sedición norteamericana, tras 35 años de ocurridos los hechos, generan hoy reflexiones interesantes e inéditas de cuatro chilenos bien situados para una lectura histórica y de sus efectos reales en el Chile de hoy. La exitosa estrategia de los EE.UU. y su perfeccionamiento e incursión en otros países del tercer mundo. La necesidad de la memoria histórica y el rol de los medios.
(1)Henry Kissinger, Whithe House Years (Brown, Boston: Little, 1978).
(2)Richard Helms, A Look over my Shoulder (New York: Random House, 2003) Patricia Parga-Vega Periodista, miembro de Investig’Action.

miércoles, 28 de mayo de 2008

EN ESTAS ELECCIONES ¿PORQUÉ DEBEMOS VOTAR VICIADO?

Una vez más estamos convocados al circo electoral. Ya conocemos de qué trata a fin de cuentas. Ya sabemos que en nuestra universidad, que no escapa a la norma que rige en nuestro país, las elecciones son un espacio u proceso donde se disfrazan los intereses más oportunistas del clientelaje parasitario, de las autoridades y estudiantes engañados o vendidos que año a año prometen demagógicamente una u otra cosa que nuestra universidad en situación de crisis necesita, pero, que al fin y al cabo, no llega a recibir. Ya sabemos que en Consejo sólo se aprobarán lo que sea de interés personal o grupal de burócratas en desmedro de un desarrollo planificado de la universidad para los sanmarquinos y el pueblo peruano.


Además estamos luchando cada vez más unidos los sanmarquinos por la reformulación de la obra vial del Bypass que se firmó en términos tan negativos para nuestra universidad. A pesar de nuestras dificultades para entendernos, hemos logrado tener una acción masiva y democrática, hemos conseguido salir por miles por la defensa de nuestro campus. Se ha formado una Comisión de reformulación desde nuestra universidad para atender los reclamos fundamentados de los estudiantes y negociar con la municipalidad. Pero todo ha quedado ahí, hasta ahora no hay reformulación ni nulidad del convenio marco, debió en parte a que el Rector no asume firmemente la tarea de conseguir lo anterior.


Y ha quedado ahí porque las autoridades, grupos electoreros y clientelistas no pueden ni podrán asegurar las reivindicaciones de los estudiantes sanmarquinos, en particular de nosotros los estudiantes de CCSS. Sólo la acción conjunta de las bases organizadas gremialmente podrá democratizar las luchas y la universidad en un proceso conjunto. Sólo toda vez que asumamos unirnos por una plataforma reivindicativa realmente democrática en sus objetivos como en su construcción. Los órganos de cogobierno, como el tercio, deben ser espacios fiscalizados por los gremios estudiantiles toda vez que se mantiene la situación ya descrita.


El VOTO VICIADO ya es regularmente el voto de las mayorías pero debemos hacer que llegue a significar un rechazo a esta forma de vida institucional burocrática y clientelista; y por ende, antiestudiantil y antidemocrática, aunque en el discurso hegemónico se diga lo contrario. Debemos dar un VOTO VICIADO en señal que se debe atender urgentemente al problema del Bypass.

Se pronuncia:


GRUPO DE ESTUDIOS MASA- SM

domingo, 25 de mayo de 2008

HOMENAJE AL CHE GUEVARA


El Colectivo Socialista Masa los invita a participar del evento cultural en Homenaje al nacimiento de uno de los iconos de la revolución el gran comandante ERNESTO GUEVARA DE LA SERNA, a realizarse el día 14 de junio del presente a partir de las 3:00 pm en el local de la Casa de la Cultura de Chilca sito en Av. Real Nº 100 Chilca, ciudad de Huancayo, Región Junín.

Colectivo Socialista MASA
Comité Local.


PROGRAMA GENERAL

3: 00 pm: Recepción a los invitados

3: 30 pm: Palabras de bienvenida a las distintas organizaciones a cargo de Enrique Almonacid

- Presentación del Colectivo Socialista MASA.
- Palabras en honor al comandante Ernesto Che Guevara a cargo de Ernesto Villavicencio

4: 30 pm: Mesa redonda sobre la vida y obra del Comandante Ernesto Che Guevara

5: 00 pm: Presentación del “POETA TROVADOR” Jesús Vega Prialé

5:30 pm: Concurso de declamación – poesías sociales

7: 30pm: Presentación del poemario “SAYARI” a cargo del C. Roberto Borja Gomez
8: 30pm: Premiación a los declamadores ganadores


Nivel primario
Nivel secundario
Nivel superior
Nivel Libre

9: 00 pm: Clausura y brindis de honor

Declaración de la Cumbre de los Pueblos Enlazando Alternativas 3


Las organizaciones sociales, políticas y populares, de trabajadores y trabajadoras, de migrantes, las comunidades indígenas y campesinas, el movimiento de mujeres, de jóvenes y sindical de América Latina, el Caribe y Europa, reunidos en Lima durante la Cumbre de los Pueblos, Enlazando Alternativas III, declaramos :


La cooperación y la integración de nuestros pueblos pasan en primer lugar por la construcción de un sistema en el cual los derechos económicos, políticos, sociales, culturales y ambientales de las mayorías sean prioridad y razón de ser de las políticas gubernamentales. Por lo mismo, rechazamos el proyecto de Acuerdos de Asociación propuesto por la Unión Europea y avalado por diversos gobiernos latinoamericanos y caribeños que solo buscan profundizar y perpetuar el actual sistema de dominación que tanto daño ha hecho a nuestros pueblos.



La estrategia de la Unión Europea "Europa Global : Competir en el mundo", supone la profundización de las políticas de competitividad y crecimiento económico que buscan implementar la agenda de sus transnacionales y profundizar las políticas neoliberales, incompatibles con el discurso sobre el cambio climático, la reducción de la pobreza y la cohesión social. A pesar de que se pretende velar su naturaleza incorporando temas de cooperación y diálogo político, la esencia de la propuesta es abrir los mercados de capitales, bienes y servicios, proteger la inversión extranjera y reducir la capacidad del Estado de promover el desarrollo económico y social. Esto tiene implicaciones en ambas regiones :



Para América Latina y el Caribe, esta estrategia reproduce el esquema de los Tratados de Libre Comercio que han suscrito la mayoría de países de la región con Estados Unidos y van más allá de las políticas de la OMC que rechazamos. Los recursos naturales de estos países están siendo explotados indiscriminadamente, desplazando a comunidades enteras, devastando la biodiversidad, agotando las fuentes hídricas, y pauperizando a la mano de obra, y en ello tienen mucha responsabilidad las multinacionales europeas. América Latina ha sido víctima secular del saqueo de las transnacionales y, ahora, cuando avances democráticos estimulan la búsqueda de caminos propios de desarrollo en diversos países y de formas de integración al servicio de los pueblos, varios gobiernos que siguen las recetas del libre comercio estimulan la fragmentación de la región, los enfrentamientos nacionales y las contradicciones entre ellos.



En Europa una de las grandes amenazas para la democracia, la justicia, la paz y el equilibrio ecológico, es el Tratado de Lisboa, que está siendo ratificado por las élites sin consultar a la población y que rechazamos como ya lo hicimos en el pasado. Este tratado refuerza una Europa neoliberal, aumenta la militarización, la exclusión, las desigualdades y la mercantilización, así como endurece las políticas securitarias-represivas. Ello se refleja en un aumento de la precariedad, un ataque generalizado a todos los derechos sociales, en particular a las conquistas laborales. Al mismo tiempo, se acelera la construcción de la "Europa Fortaleza", lo que implica cerrar las fronteras, violando el derecho de asilo y criminalizando los migrantes y los movimientos sociales, creando muros virtuales o reales, que no se diferencian con los que construyen en la frontera al Norte de América.



Los Acuerdos de Asociación que ha firmado la Unión Europea con México y Chile han profundizado las desigualdades y muestran el camino que seguirán quienes firmen estos Acuerdos en Centro América, la Comunidad Andina de Naciones y el MERCOSUR cuyas negociaciones se quiere resucitar. Para los países del Caribe, estos Acuerdos, recientemente firmados, aumentarán la vulnerabilidad y dependencia de sus economías, al mismo tiempo que fracturan la dinámica de integración subregional.



En el momento en que en Lima los gobiernos hablan de cohesión social, cambio climático y reducción de la pobreza, conviene recordar que la principal causa de desigualdad, polarización social, degradación ambiental y discriminaciones, es la primacía del mercado por sobre los derechos de las personas y el otorgamiento de todas las garantías a las corporaciones que eliminan la capacidad estatal de definir proyectos nacionales de desarrollo con la complicidad de los gobiernos. Las transnacionales actúan bajo un doble rasero apoyándose en las asimetrías que los Acuerdos de Asociación tienden a reforzar. En consecuencia, el discurso sobre Cooperación y Diálogo Político es la carnada que esconde el anzuelo de los intereses de esas corporaciones.



Frente a la crisis alimentaria que afecta a decenas de países, denunciamos la hipocresía y las políticas de las instituciones multilaterales (OMC, FMI, BM, BID, BEI) que pretenden esconder sus verdaderas causas : direccionamiento de la producción de los países a la exportación, pérdida del papel del Estado en la regulación alimentaria y conversión de los alimentos en fuente de especulación financiera, todo ello como resultado de las políticas de "libre comercio". Por lo mismo, es inadmisible que se proponga, como salida a la crisis, más liberalización y desprotección. La producción masiva de agrocombustibles agrava las ya difíciles condiciones de vida de millones de habitantes. Rechazamos una vez más esta pretendida salida a la crisis energética y climática.

Ante esta situación, las organizaciones que hacemos parte de Enlazando Alternativas, reiteramos que es posible una integración distinta basada en la libre determinación de los pueblos, el respeto al medio ambiente, a los derechos humanos y a los procesos democráticos emprendido por aquellos gobiernos que se alejan del neoliberalismo y buscan para sus pueblos relaciones de igualdad con todos los países del mundo. Esto supone el fortalecimiento de la cooperación en todos los ámbitos entre los pueblos, el reforzamiento de la solidaridad, el fin de toda forma de discriminaciones y la superación de prácticas violatorias de la soberanía de los países. Como ha mostrado la II Sesión del Tribunal Permanente de los Pueblos, exigimos justicia y la reparación de los agravios, daños y perjuicios, provocados por las empresas europeas, y el replanteamiento de las relaciones con estas empresas, de tal forma que asuman los pasivos sociales y ambientales en que incurren.



Saludamos las acciones de nacionalización de empresas estratégicas para el desarrollo nacional y los recursos naturales, que pertenecen a los pueblos, no a las transnacionales, como por ejemplo la de la empresa boliviana de telecomunicaciones ETI/ENTEL. Llamamos a los gobiernos que promuevan políticas progresistas a sumarse al proceso de transformación que impulsamos. Rechazamos las desafiantes intervenciones de EE.UU. y la Unión Europea contra la soberanía de los pueblos. La Unión Europea debe asumir su deuda histórica con los pueblos de América Latina y el Caribe, en particular con los pueblos originarios. Llamamos la atención sobre la dramática situación de Haití, resultado de décadas de expoliación, agravada por la actual ocupación militar. Así mismo denunciamos la política complaciente de la Unión Europea con el gobierno de Colombia.

La única salida de los pueblos latinoamericanos, caribeños y europeos es unirse en torno a la defensa de su bienestar y fortalecer la resistencia y movilización contra las políticas neoliberales. Ella debe nutrirse de los aportes de mujeres, pueblos originarios, campesinos y demás fuerza sociales que, con su presencia masiva en la Cumbre Social, han dado ejemplo de combatividad y de elaboración de alternativas en búsqueda de un progreso sustentado en la armonía con la naturaleza, los derechos humanos y la eliminación de todas las formas de discriminación.
Exigimos a los gobiernos atender efectivamente las demandas de los pueblos por construir otro tipo de relaciones entre las regiones, basadas en la superación del modelo de mercado. Hacemos un llamado a la población a no dejarse engañar más por gobiernos autoritarios que pretenden criminalizar la justa protesta civil. Instamos a los habitantes de América Latina, el Caribe y Europa a sumarse a la fuerza cada vez mayor de organizaciones que buscan un mundo mejor para todos, y así estar a la altura de los desafíos que hoy enfrenta la humanidad.
Invitamos a todas las organizaciones sociales y populares de ambos Continentes a preparar desde ahora la próxima Cumbre Social de los Pueblos, Enlazando Alternativas IV, que tendrá cita en el Estado Español en el año 2010.

lunes, 14 de abril de 2008

MANIFIESTO MASA GRUPO DE ESTUDIO-UNFV

La universidad en teoría es un espacio en el cual se generan y se transmiten conocimientos científicos ya sea de carácter tecnológico, político, económico y social, cuyo objetivo es formar profesionales que busquen soluciones a los problemas que aquejan a la humanidad.


En la actualidad en las universidades peruanas, los conocimientos que se generan y transmiten muestran una deficiencia en la formación integral de los profesionales. No existe un sentido del porqué y el para qué aprender y adquirir los conocimientos de las respectivas carreras que se imparten en las universidades; ello se debe a la imposición de un modelo de formación de profesionales técnicos, resultando como producto de ello la presencia de intelectuales empresarios que producen conocimientos en función del lucro al mejor postor, limitando el conocimiento a parámetros de una minoría, justificando las relaciones sociales y afectando el interés por el estudio de la problemática poblacional, dando como resultado de todo lo anterior una actitud indiferente e individualista de los estudiantes universitarios.


Este modelo de formación de profesionales técnicos imposibilita la creación de un proyecto de carácter social-humanístico en el campo universitario .y en la realidad social. Sin embargo, a través de la formación de espacios democráticos, gremios estudiantiles, centros de estudiantes y otros espacios colectivos, es posible construir, desde los principios sociales y humanistas, una nueva universidad, que vincule lo académico y político, lo científico y lo social.


Creemos que la apertura de espacios debe estar libre de prejuicios y dogmatismos, ya que consideramos que la universidad es en esencia un espacio donde confluyen libremente diversas ideas, posturas, ideologías, religiones y culturas.


Por ello, ante la necesidad de crear un espacio en la UNFV y en la Facultad de Humanidades, se apertura la formación del Grupo de Estudios MASA como una opción de organización académica complementada con reflexiones de la realidad de nuestra facultad, universidad y sociedad; un medio cuyo objetivo es sentar las bases para la organización gremial en el marco de la libre expresión, debate, reflexión, propuestas, ante los problemas y necesidades de nosotros los estudiantes.


Son los gremios los espacios que agrupan a los estudiantes en función de la defensa de sus derechos y a la vez las organizaciones imprescindibles para el libre desarrollo del estudiante universitario. Capacitan, asesoran y complementan educativamente a sus miembros, que somos todos los alumnos de nuestra universidad. Construir una nueva unidad de los estudiantes por medio de gremios estudiantiles, es la tarea del momento.


Casa de Estudio Universidad Nacional Federico Villarreal, Facultad de Humanidades, 2008.

miércoles, 5 de marzo de 2008

ASAMBLEA POPULAR CONTRA LA AGRESIÓN IMPERIALISTA

PRONUNCIAMIENTO

La persecución llevada a cabo por el gobierno fascista del APRA contra activistas del movimiento bolivariano, el asesinato de manifestantes campesinos en el último paro agrario y la violación de la soberanía ecuatoriana perpetrada por el gobierno del paramilitar Uribe no son hechos aislados, realizados por dos regímenes de la ultraderecha latinoamericana. Son en realidad expresión de un plan concertado por el imperialismo norteamericano, que desde sus aparatos criminales en Colombia y Perú, busca destruir la reconstitución de un movimiento de masas continental, que se levanta en contra de las políticas neoliberales y de la opresión del capital transnacional.

En ambos casos podemos apreciar como las patrañas de los criminales García y Uribe no buscan sino apenas encubrir sus intenciones: el amedrentamiento, el asesinato artero y cobarde, la provocación abierta. La seguridad con la que estos regímenes apoyados por Estados Unidos cometen sus tropelías, no deben dejar dudas sobre quien está detrás de sus actos genocidas. El imperialismo encuentra en la actualidad un movimiento social radicalizado en los países andinos y en él, la lenta reconstitución de una dirección política socialista, que nunca arrió sus banderas ni se sintió derrotada, y que hoy más que nunca se afirma en el camino de transformar un sistema injusto e inhumano.

Esta ofensiva imperialista debe sin embargo alertarnos sobre nuestras debilidades y errores. Se vienen tiempos difíciles para el movimiento popular latinoamericano que exigen de los sectores concientes y de las direcciones políticas y gremiales una respuesta unitaria. Se buscará destruir a las organizaciones políticas de izquierda, capturar y juzgar a los luchadores sociales acusándolos de terrorismo o sabotaje, desarticular sus organizaciones de masas y sus referentes legales. Para las mafias de García y Uribe, todo aquel que defienda los derechos del pueblo es un enemigo peligroso, porque a su vez se enfrenta a sus amos: los explotadores de dentro y fuera de la patria; aquellos que oprimen a los trabajadores, saquean los recursos naturales y destruyen el ecosistema. En esta perspectiva, es por lo tanto necesario articular una unidad social amplia, que resista los embates de la reacción imperial, que continúe reorganizando las luchas populares y puede trazar el horizonte de una nueva sociedad para las futuras generaciones.

En el Perú, las organizaciones sociales mínimamente representativas y sus dirigentes tienen ahora una responsabilidad histórica. Deben convocar, entre otras medidas de lucha, no sólo a un paro nacional contra el gobierno de García. Tienen sobre todo el deber de construir una Asamblea Popular Nacional desde sus principales organizaciones gremiales y sindicales (CGTP, CUT, CNA, CCP), asamblea que debe ser el instrumento de aglutinación de las masas en contra del fascismo aprista y su escalada de violencia y terror contra el pueblo. De poco sirven ahora espacios de unidad de menor alcance, menos aún los frentes políticos de la izquierda fragmentada, que muchas veces no son más que coordinadoras electoreras o estériles tribunas del sectarismo y el personalismo de viejos líderes. La renovación de una dirección conciente se debe dar en el marco de la constitución del frente unitario de masas, aquel que consiga enarbolar las plataformas programáticas del periodo y a la vez señale su estrategia de poder.

Por lo tanto debe comprenderse que es un error mantener dispersas las luchas populares o plegarse simplemente a las explosiones espontáneas que inevitablemente seguirán sucediéndose en contra de las políticas hambreadoras del aprismo. También que es una concesión al enemigo levantar organizaciones aisladas, que son fácilmente satanizadas, infiltradas y destruidas por la represión fascistoide, perdiendo con ello valiosos compañeros que serán sometidos a partir de ello a persecución, hostigamiento y encarcelamiento. Sólo un movimiento popular centralizado es en estas circunstancias la única defensa de las masas ante la agresión aproimperialista. Es responsabilidad ineludible de las direcciones sindicales de la CGTP y los demás gremios nacionales, la formación de la Asamblea Popular en todas las regiones, que unifique los esfuerzos organizativos de los frentes de defensa a nivel nacional, de las organizaciones de base, de los movimientos reivindicativos y de protesta. Desburocratizar además las organizaciones sociales es un imperativo y debe lograrse llevando a cabo una amplia convocatoria, la centralización en un ente orgánico unitario y el ejercicio de una irrestricta práctica democrática en su interior, construyendo poder popular a partir de la inclusión de las múltiples experiencias de resistencia que enriquezcan y eleven el contenido de las luchas gremiales y sindicales.

Finalmente, nos solidarizamos y exigimos la liberación de los compañeros y compañeras detenidos en Tumbes, victimas de un nuevo psicosocial orquestado por los aparatos represivos de la banda aprista. Particularmente conocemos por intermedio de nuestros compañeros de Junín, el trabajo honesto y comprometido de las compañeras Guadalupe Hilario Rivas, María Gabriel Segura, Carmen Azparrent Riveros y Carmela Carbajal Otarola, reconocidas dirigentes sociales de la región. Su infame e ilegal detención es parte del plan de destrucción de las organizaciones populares, puesta en práctica por este gobierno gendarme del gran capital. Pero no lo logrará, aún cuando lo intente una y otra vez. La unidad del pueblo que comienza a gestarse derrotará a sus verdugos y conquistará indefectiblemente su futuro en libertad e igualdad.



¡LIBERTAD INMEDIATA A LOS LUCHADORES SOCIALES!

¡UNIDAD PARA LUCHAR Y UNIDAD PARA VENCER!

¡ASAMBLEA POPULAR AHORA!




Perú, 5 de marzo del 2008



Comité Ejecutivo Nacional


Colectivo Socialista MASA

jueves, 28 de febrero de 2008

MASA EN CHILCA

Nuestros compañeros del Colectivo Socialista MASA en Chilca, Huancayo, desde nuestro Circulo de Estudios y Cultura en este distrito, organizaron el concurso de poesía y danza popular "Sayari". Los finalistas declamaron sus poemas en actividad pública. De esta manera vamos contribuyendo a la educación y concientización de la juventud: de la nueva generación socialista.

domingo, 27 de enero de 2008

MASA (Grupo de estudios, SM)

Manifiesto primero



MASA (Grupo de estudios, SM) se apertura ante la necesidad de crear un espacio inserto en la problemática del movimiento estudiantil en general y actuante en pos de la superación de los factores que atentan en contra de su organización; impidiendo que éste a su vez contribuya a obtener en la sociedad peruana mejores condiciones de existencia de las que actualmente nos son procuradas por el neoliberalismo aprista y el imperialismo capitalista en general. En estas tareas y otras que se observen necesarias, queremos encontrarnos con otros compañeros y compañeras estudiantes; abordar colectivamente la solución de los problemas desde su cabal entendimiento, que parte de la investigación científica y deviene en acción organizada estudiantil, sea gremial o en sus múltiples y diversas formas. Es imperativo canalizar la mayor fuerza posible en la lucha por superar las estructuras que mantienen en crisis a la universidad pública (que se manifiesta externamente en los continuos paros, movilizaciones y huelgas), crisis que es una de las expresiones de la explotación y marginación para la mayoría de la población peruana.

Entendemos que la universidad, como espacio de generación y transmisión de conocimientos desde su creación, ha cumplido la función de reproducir las condiciones para el mantenimiento del modo de producción vigente en cada etapa histórica. En la sociedad actual, el neoliberalismo, expresión del capitalismo mundializado, ha replanteado el concepto de universidad. Para un país de la periferia capitalista como el nuestro, el papel que se le ha impuesto a la universidad consiste en adecuar la formación técnica del trabajo humano a las necesidades de la expansión del capital. Eso explica la mercantilización de la educación, la generación de “intelectuales empresarios” que producen conocimiento en función al lucro y al mejor postor, es decir, limitando el conocimiento a los parámetros de los intereses privados del capital, justificando las relaciones sociales de producción imperantes y empobreciendo el tratamiento multilateral de las problemáticas de la población peruana. La incoherencia y contradicción entre el bienestar social y el incremento del capital se puede observar de continuo en las luchas que movilizan en diversos lugares del país a las masas en contra de sus condiciones de pobreza y explotación insoportables, producidas por la hegemonía del capital transnacional y el Estado aliado a la clase capitalista en general.

Por ello, a través del contacto más cercano con nuestra realidad social, buscamos reconocer y evaluar con mayor profundidad las formas en que el trabajo de los profesionales en el mercado laboral y para interés del capital, cobra una función reproductora e incrementadora del dominio de éste en la vida humana. Debemos ser capaces de replantear las formas generales y particulares de la organización estudiantil en función del cambio de las dinámicas y pautas fijadas en nuestras carreras, que hasta entonces solo la alejan de las necesidades sociales y sirven en general a la enajenación del trabajo humano y la alienación del los hombres y mujeres mediante las condiciones materiales e ideológicas imperantes. Desde esa fundamental perspectiva, buscamos contribuir a la formación de profesionales y seres humanos concientes, críticos y propositivos; capaces de accionar en una perspectiva integral desde los diversos campos de trabajo y las artes (historia, sociología, antropología, economía, Artes escénicas, etc.). Sabemos que sólo un conocimiento objetivo de los que somos los seres humanos en nuestras relaciones puede darnos las pautas para una acción que resuelva la problemática central de nuestra sociedad y las particularidades también vitales.

Creemos que el individualismo y el apoliticismo que se reflejan en nuestras acciones pueden superarse, así como los golpes y errores que el Movimiento Estudiantil ha recibido y lo ha mantenido en la postración. La tarea es participar en los espacios que, a través de luchas no solo coyunturales, puedan ampliar la representatividad de los gremios y elevar la conciencia y objetivos políticos de las bases estudiantiles, con sus particularidades y contradicciones pero unidas por intereses comunes, a través de sus reivindicaciones esenciales. Pero además es necesario plantear un programa revolucionario para la universidad, como parte de un programa mayor que contenga la transformación de las relaciones sociales en el país. Debe mediar para esto la conversación, el debate abierto, crítico y fraterno de la problemáticas actuales y perennes, así como el estudio y la interiorización del conocimiento científico en continuo desarrollo como sustento de nuestras acciones.

Saludamos fraternalmente a otras propuestas académicas-organizativas, en cuanto estén dirigidos de un modo u otro a democratizar los espacios de agremiación con mayor participación conciente de los estudiantes, haciendo frente a los problemas que aquejan a diversos sectores de la organización estudiantil. Y por eso debemos también expresar nuestro deslinde tajante con el burocratismo que obstaculiza y limita las iniciativas de base, su desarrollo y articulación, para imponer sus ideas y acciones de secta, negando así una exposición y debate en la masa estudiantil que desarrolle su conciencia y organización: este problema genera justamente el llamado apoliticismo en los compañeros estudiantes, hartos de las manipulaciones de viejos grupos políticos, radicales en sus discursos pero decadentes en sus prácticas. Así también en contraposición al burocratismo surge el ultra democratismo que pregona una falsa sumisión del representante como mero portavoz del espontaneísmo de las bases sin crear en ella conciencia de un trabajo coordinado entre bases y centro estudiantes, que eleve su conciencia madura y políticamente frente a los problemas.

Son por eso las falencias del elemento subjetivo, o de quienes intentan asumir la dirección conciente del movimiento estudiantil, las que muchas veces dificultan la reorganización. Tenemos por ejemplo el caso de la Reforma Curricular que se viene desarrollando en la Facultad de Ciencias Sociales. Ésta debió haber servido para articular a las bases con sus centros de estudiantes, y a estos últimos entre sí, en pos del desarrollo de una propuesta curricular estudiantil. Sin embargo, a pesar que desde un inicio hubo expectativas y las bases empezaron a discutir en torno ello, esta devino en desgaste y posteriormente en indiferencia. Esto se debió a la falta de un constante trabajo coordinado de los centros con sus bases (agravada por la huelga de los profesores), que impulsaran y desarrollaran las propuestas, haciendo eficaces las reuniones y manteniendo una mutua continua, no sólo restringida a la asignación de tareas. Por otro lado la debilidad organizativa de las nuevas bases y su pobre concatenación con los gremios, condicionaron que éstas terminen siendo “instrumentalizadas”, direccionadas verticalmente, por las juntas y el tercio estudiantil. Todo esto conllevo a un debilitamiento de sus intereses y su nula participación que fue asumida entonces por los centros sin su respaldo.

El proceso curricular continúa y aún es posible recuperar el contacto con las bases, exponiéndoles la situación hasta el momento y articulándolas mediante trabajos en los que puedan expresar sus propuestas y ser éstas canalizadas y viabilizadas por revitalizados espacios gremiales, legitimando de esta forma el proceso.

Construir por lo tanto una nueva unidad de los estudiantes, es la tarea del momento.


Ciudad Universitaria de San Marcos, enero, 2008.

MASA (GE, SM)


MASA (GE Ínter universitario) es impulsada por el CSM (Colectivo Socialista MASA). En Lima se organiza en la UPGV, en la UNMSM y en la UNFV.

lunes, 21 de enero de 2008

CAMINANDO HACIA EL SOCIALISMO SIN TREGUA

(Documento aprobado por el comité central del Colectivo Socialista Masa)

CONTEXTO INTERNACIONAL

Las nuevas potencias empiezan a amenazar los monopolios centrales de la economía mundial y los excedentes financieros conseguidos con los superávits comerciales substituyen a los poderes económicos que se pensaban totalmente estables. Están aseguradas las condiciones para un boom económico de mediano plazo. Este es el periodo actual. Crecimiento económico con tendencias deflacionarias y caída de costes de inversión a nivel mundial. Desvalorización de la enorme masa de capital financiero acumulado en el periodo recesivo. Lucha creciente por el control de la economía mundial. Los que creen que un largo auge económico significa tranquilidad al contado están muy engañados. Theotonio dos Santos. Razones del auge económico mundial. 2007.

Posteriormente a la caída del bloque soviético y el socialismo chino, el capitalismo mundial procesa su máxima y última expansión a través de la ofensiva del imperialismo, principalmente norteamericano, la hegemonía del libre mercado y el debilitamiento de los controles administrativos de los Estados de la periferia capitalista, conducentes a la sobre explotación de sus materias primas y trabajo humano. Esta situación sin embargo es parte de la crisis del modo de producción, que intercala ciclos de crecimiento económico sostenido con caídas dramáticas de la producción y la consiguiente destrucción de capital y trabajo a gran escala. Los efectos de estos ciclos económicos, que han intentado ser medidos y previstos con desiguales resultados, tiene repercusiones políticas en la forma y contenido de la lucha de clases a nivel mundial.

En un periodo de auge las contradicciones del modo de producción capitalista son fácilmente atenuadas por el capital parasitario que se emplea en corromper al movimiento de trabajadores por intermedio de la “aristocracia obrera” y en neutralizar la radicalización de las clases medias y sectores populares a través de la “cooperación internacional”, generadora de la burocracia transnacional de las ONGs. Los flujos de capitales generan también la gran especulación capitalista, las crisis mundiales por la acumulación y movilidad de inmensas cantidades de dinero que distorsionan las economías locales, que forman espejismos financieros o burbujas que finalmente reventarán, llevando al desastre a los propietarios de pequeños capitales para reconcentrar éstos en los dueños de las grandes fortunas. La sobreproducción, acrecentada por el desarrollo tecnológico, termina en dramáticas caídas de la demanda, producto de la inevitable explotación inmisericorde del trabajo humano, el desempleo estructural y el dramático empobrecimiento de las grandes masas poblacionales. La acumulación incesante de la riqueza en pequeñas elites privilegiadas y la pobreza cada vez mayor en el resto de la humanidad, empiezan a crear brotes de violencia que degeneran en fenómenos como el neonazismo y la lumpenización generalizada.

A nivel político, en esta última fase de expansión capitalista, las conflictos que se generan entre los bloques imperialistas (norteamericano, europeo, asiático) por el control de los mercados en el mundo, refuerzan la concentración del poder en los Estados centrales, su búsqueda de la hegemonía mediante alianzas y pugnas alrededor de las zonas en tensión (Irán y Corea del Norte en esta coyuntura), sus acciones represivas contra las migraciones (que afectan su estabilidad social interna), y en general, su tendencia a reforzar sus aparatos de dominación dentro y fuera de sus fronteras. De ahí que la tesis del debilitamiento de los Estados en general es falsa. Se debilitan los Estados del capitalismo periférico mientras se fortalecen los Estados del capitalismo central. La recomposición de bloques de poder se hace desde los Estados, instrumentalizados para liderar nuevas guerras económicas o militares a gran escala.

Por lo tanto, la contradicciones del capitalismo global que surgen de la concentración de capitales y la sobreexplotación neocolonial, intentan ser neutralizadas a través del uso de la violencia y la ideologización generalizada, que no sólo se ejercen del centro a la periferia sino en el mismo centro, fortaleciendo las identidades nacionales o regionales. A eso se debe la lenta reconstitución del poder europeo que busca desprenderse del paternalismo autoritario de EEUU (desde la segunda guerra mundial), pero que a su vez procesa pugnas internas que dificultan su consolidación. La última guerra en Irak y su correlato diplomático (Francia y Alemania confrontando la política Bush; Inglaterra y España apoyándola) muestra la complejidad en la articulación de polos de poder que irán desplazándose hacia confrontaciones abiertas con las respectivas tensiones geopolíticas. Es difícil en este sentido que continúe la incondicional sujeción europea al imperio norteamericano, aún cuando el bloque asiático, principalmente con China a la cabeza, amenaza la hegemonía económica occidental.

La progresiva tensión ínter imperialista por el control de los mercados y las materias primas, así como la tendencia a contar con grandes masas de mano de obra de ínfimo costo; simultáneamente colisionan con una crisis energética sin precedentes y un crecimiento económico sostenido de la China neocapitalista que requiere de insumos para el desarrollo de su industria pesada. Esto ha repercutido en un mayor porcentaje de crecimiento productivo en los países periféricos. Las fisuras en los bloques imperialistas, la necesidad apremiante de minerales y de petróleo, han dejado un margen para el crecimiento económico que ocasiona un auge engañoso en regiones tradicionalmente pauperizadas. Con ello; el mito del desarrollo dentro del capitalismo mundializado vuelve a imponerse como discurso ideológico en la periferia capitalista, tratando de generar consensos sociales alrededor de un modelo neoliberal suavizado por políticas demagógicas, asistencialismo social y nuevas redes de clientela.

Es en este contexto que es ineludible rescatar la trascendencia de los regímenes antiimperialistas en las regiones mas explotadas que combaten el neoliberalismo, pero a la vez aplican una política realista logrando aprovechar las contradicciones y fricciones entre los bloques imperiales, resistiendo al sometimiento total de la burguesía en sus países y logrando acceder a mercados con ciertas ventajas para sus principales productos, manejados desde sus propios Estados; proyectos que deberían sin embargo acumular fuerzas orientadas a la conquista del socialismo. Particularmente en el caso de Latinoamérica, también las alianzas y balances en el juego internacional han permitido sobrevivir a la heroica Revolución Cubana, sin la cual hubiera sido inviable el surgimiento del proceso venezolano y la incipiente formación de un bloque antiimperialista, con Bolivia y Ecuador. Si bien es cierto las dificultades, retrocesos y ambigüedades en la región andina podría poner en cuestión la magnitud de los alcances revolucionarios de estas últimas experiencias, es innegable su base popular y el real proceso de radicalización desde las masas. Es deber por lo tanto de todos los socialistas americanos apoyar estos procesos, sin perder nuestra autonomía ni las perspectivas de nuestras tareas, que desde nuestras propias particularidades se nos imponen.

El imperialismo norteamericano sabe de las contradicciones que empiezan a manifestarse en toda América Latina. Que la Revolución Cubana y su engarce ideológico con diversos proyectos antiimperialistas, le han dado una dirección más radicalizada a la reorganización popular alrededor del descontento neoliberal. Cualquiera sea el futuro de la experiencia cubana, ésta ya ha dejado su semilla también en este nuevo proceso de lucha por la liberación latinoamericana. Por eso, el imperio del norte ajusta sus instrumentos de dominación en la región: el económico, mediante los diferentes TLCs (que buscan presionar a Brasil y Argentina para que abran su comercio con los Estados Unidos); y el militar, a través del Plan Colombia, que pretende extender por América del Sur, bajo el pretexto de la lucha antidrogas y contra el “terrorismo”. Ante ello, no hay que obviar que la resistencia organizada sigue siendo débil y corre el peligro de caer en reivindicaciones economicistas o de ser canalizada por movimientos nacionalistas dirigidos por la pequeña burguesía, ante la ausencia en gran parte de la región de instrumentos políticos que desde el socialismo, gesten una revolución proletaria.

LA SOCIEDAD PERUANA

La misma palabra revolución, en esta América de las pequeñas revoluciones, se presta bastante al equívoco. Tenemos que reivindicarla rigurosa e intransigentemente. Tenemos que restituirle su sentido estricto y cabal. La revolución latinoamericana será nada más y nada menos que una etapa, una fase de la revolución mundial. Será simple y puramente la revolución socialista. A esta palabra agregad, según los casos, todos los adjetivos que queráis: "antiimperialista", "agrarista", "nacionalista-revolucionaria". El socialismo los supone, los antecede, los abarca a todos. José Carlos Mariátegui. Aniversario y Balance. 1928.

Durante el siglo XX el capitalismo monopólico produjo las últimas revoluciones modernizantes a nivel mundial, liberando al campesinado de la servidumbre y fortaleciendo al proletariado de las ciudades. Ambas clases serán la base social para el triunfo de las distintas revoluciones contra los regímenes feudales, el advenimiento de los estados democráticos burgueses y la conversión de la burguesía como nueva clase dominante. Esto sin embargo no sería homogéneo, y en extensos territorios, los partidos revolucionarios con dirección obrera, avanzarían hacia revoluciones socialistas que derrocarían prontamente a una burguesía aún débil política y socialmente. La Revolución Rusa será un hito en la historia, al crear un Estado obrero en alianza con el campesinado, siendo fundamental para la realización del otro gran hito revolucionario en China.

La reacción de la burguesía mundial, fundamentalmente después de la segunda guerra mundial, fue buscar neutralizar la alianza de clases entre campesinado y proletariado mediante reformas democratizadoras, renunciando a su vez a su antigua y contradictoria alianza con la aristocracia terrateniente. La democracia representativa, la paulatina inclusión en sus instituciones de los sectores medios y los movimientos populares, desmovilizaron a estas clases dentro de los nuevos canales de representación política-social, limitados y controlados por el nuevo aparato jurídico burgués. De esta forma, las reformas agrarias que se dieron en la periferia capitalista y la apertura electoral a los partidos de izquierda, lograron un consenso con ciertas tensiones discursivas, alrededor del recambio electoral y los espacios de representación corporativa. Tardíamente en nuestro país desde el régimen de Velasco, pero en concordancia con todo Latinoamérica, el proyecto nacionalista liquidó el latifundismo, y con ello la feudalidad superviviente pero agonizante desde inicios del siglo XX, concretando la formación de una sociedad capitalista de carácter dependiente.

El capitalismo peruano ha pasado por diferentes fases. Fue embrionario y mercantil a partir de la aparición de la actividad comercial del guano en el siglo XIX; retardado bajo la modalidad de enclaves imperialistas y coexistente con los latifundios, desde el gobierno de Leguía; hegemónico y nacional desde el gobierno de Velasco y la instauración del modelo de industrialización por sustitución de importaciones (ISI); y neocolonial y dependiente, desde el fracaso del velasquismo y el advenimiento del neoliberalismo. Vivimos por la tanto en una sociedad capitalista, con rasgos específicos por el carácter dependiente del modo de producción, que de manera general, implica una diferencia substancial con el capitalismo central e imperial: al ser funcionales a la acumulación capitalista por la explotación de materias primas y la generación de una mayor plusvalía, coexistimos con restos de modos de producción precapitalistas que progresivamente se van asimilando al modo de producción imperante. Estos {últimos no son sino en general, luego de la concretización del capitalismo en el Perú, los rasgos necesarios del capitalismo dependiente. Los sectores productivos marginales que sobreviven a las crisis capitalistas, y que se generan desde los espacios demográficos que no podrán incluirse de manera completa en el capitalismo mundial; reservas sociales que el capitalismo local emplea en sus precarios ciclos de expansión.

Significa por lo tanto que actualmente, la contradicción fundamental en la sociedad peruana es la del capital-trabajo. La agonía del campo a favor del aburguesamiento comercial de la ciudad (hipertrofiada por las empresas de servicios), la débil industrialización nacional y las principales actividades extractivas que sostienen la economía dependiente (minería y agro exportación) han configurado un proletariado fragmentado y diversificado, que tiene también como expresión la multitud de trabajadores independientes, los que generan puestos de supervivencia (mal llamados pequeña burguesía) y la reserva de trabajadores que se pauperiza continuamente. La pérdida de la conciencia de clase de este proletariado, impide muchas veces evidenciar que es la clase mayoritaria en el Perú. A la que es necesaria organizar y concientizar. Armarla de una nueva forma de organización y de un pensamiento revolucionario que rompa con su enajenación.

El campesinado, aliado histórico del proletariado, actualmente se encuentra en su mayor postración histórica. Huérfana de una representación política y social, sufre la quiebra del campo y la caída del precio de sus productos agrícolas. Arrinconado, sólo le queda vender y favorecer la concentración de la tierra en nuevas manos, que sin embargo orientarán la producción bajo una dinámica capitalista y ya no rentista. Principalmente la agroexportación proletarizará el campo y expulsará a las comunidades que aún resisten la invasión capitalista. De esta forma, en el interior del país se produce la destrucción progresiva del campesinado a manos principalmente del capital transnacional que se vuelca a la compra de tierras. La quiebra de la industria y el agro nacional, producen actualmente una reacción nacionalista contra el capitalismo foráneo que hermana a las clases medias, al campesinado y al proletariado menos tecnificado, dirigidos no obstante por una burguesía nacionalista que, más allá del discurso, lo que busca es un mejor poder de negociación con los representantes políticos del imperialismo económico.

En la lucha de clases sociales en el Perú actual el espacio de articulación antineoliberal se encuentra dirigido por la burguesía nacional y por la pequeña burguesía. La identidad nacional de éstas sin embargo, en la dinámica de la ideología burguesa, no es más que una negociación momentánea, un arma retórica y demagógica para agrupar a las masas y hacer presión. Ya hemos visto que sin embargo el capitalista peruano no tiene ningún reparo si finalmente vende sus medios de producción al capital transnacional y se convierte en socio menor. Los antagonismos entre capitalistas y trabajadores actualmente se encuentran soterrados por un discurso demagógico radical desde un nacionalismo burgués que debe ser combatido en una alianza de clases populares dirigida por el proletariado y su instrumento político.


EL NUEVO PARTIDO

Marchamos en grupo compacto, asidos con fuerza de las manos, por un camino abrupto e intrincado. Estamos rodeados de enemigos por todas partes, y tenemos que marchar casi siempre bajo su fuego. Nos hemos unido en virtud de una decisión adoptada con toda libertad, precisamente para luchar contra los enemigos y no caer, dando un traspiés, en el pantano vecino, cuyos moradores nos reprochan desde el primer momento el habernos separado en un grupo independiente y elegido el camino de la lucha y no el de la conciliación. Y de pronto, algunos de los nuestros empiezan a gritar: “¡vamos al pantano!" Y cuando se les pone en vergüenza, replican: “¡Qué gente tan atrasada son! ¡Cómo no se avergüenzan de negarnos la libertad de invitarlos a seguir un camino mejor!” ¡Ah, sí, señores, ustedes son libres no sólo de invitarnos, sino de ir adonde mejor les plazca, incluso al pantano; hasta creemos que su sitio de verdad se encuentra precisamente en él, y estamos dispuestos ayudarles en lo que podamos para que se trasladen ustedes allí! ¿Pero, en ese caso, suelten nuestras manos, no se agarren a nosotros, ni envilezcan la gran palabra libertad, porque también nosotros somos "libres" para ir adonde queramos, libres para luchar no sólo contra el pantano, sino incluso contra los que se desvían hacia él. V.I. Lenin. “Qué Hacer”. 1902.


La organización política no sólo cohesiona a un grupo humano (sector de clase) alrededor de un proyecto de poder. También funda una identidad. Un sentido de pertenencia en correspondencia con el convencimiento y necesidad impostergable de la misma existencia partidaria. Sin esta identidad que, conforme avanza la vida partidaria (y las vicisitudes) se hace más fuerte, la militancia termina por erosionarse e individualizarse. Éste es uno de los peligros más frecuentes en las organizaciones jóvenes, pero también en aquellas que sustituyeron la identidad alrededor del proyecto colectivo, por aquella alrededor del culto a la personalidad.

La identidad entonces se vincula a una determinada línea política (programa, estrategia, táctica), que a su vez no puede sino depender del proceso histórico. En la identidad militante por tanto, el sentido de pertenencia se alimenta no sólo de una teoría y práctica política, a la vez interpretación y transformación histórica. Es sobre todo el actuar en el centro de la contradicción entre lo viejo y lo nuevo. Entre una tradición que se recoge y al mismo tiempo se combate. Cuando la crisis histórica es mayor (que es cuando este conflicto es mayor), la identidad militante se fortalece si ha de sobrevivir. Y es entonces que, a mayor dificultad en el cumplimiento de su misión histórica, la militancia se recubre de mayor entrega y mística. La identidad se funda con el pasado que se pretende superar y con el porvenir que se decide construir.

Esta es la razón por la cual los partidos mas cohesionados nacieron en las condiciones más adversas, muchas veces con una militancia reducida, que se podía contar por unidades y en confrontación con los espacios políticos manejados por la oligarquía, la burguesía en ascenso y posteriormente el reformismo. Ocurre con los primeros partidos socialistas y comunistas que se crean en los márgenes de un proletariado naciente. También con aquellos que, años después, surgen como respuesta al revisionismo y a la abdicación revolucionaria de los ya viejos partidos que habían fundado la tradición marxista. En el Perú Mariátegui funda el Partido Socialista en 1928 con un núcleo inicial de 7 militantes. Éste, luego rebautizado como Partido Comunista, se rompería en 1964, dando vida a dos facciones (soviética y china). Las subdivisiones posteriores se engarzaron a su vez con esos pequeños núcleos desprendidos del APRA y del mismo PC que emprendieron la malograda experiencia guerrillera de 1965 (MIR –ELN). Todo ese movimiento de ruptura y de refundación revolucionaria se denominará “nueva izquierda”. Aún a pesar de su dispersión y fragmentación, conformarían un bloque político relevante en la vida política del país, volviendo a protagonizar (mediante dos grupos de sus canteras) una confrontación militar en la década de 1980, más amenazadora para la clase dominante que su antecesora.

Sin embargo, si la lucha de esta izquierda emergente fue contra el pacifismo parlamentario, la burocratización y la administración del sistema, su encadenamiento a las concepciones y prácticas que decía superar ocasionaron su debacle como proyecto renovador. Toda ruptura no es total y forzosamente arrastrará elementos del pasado. Y en un proceso en el que no se afirma la nueva identidad, lo viejo ocupa el lugar de lo nuevo y la identidad no superada el lugar de la nueva identidad no desarrollada. Por lo tanto la crisis consiste en que lo nuevo no puede nacer. La derrota de las nuevas direcciones políticas consistió en que no pudieron resolver la crisis histórica del proletariado, degenerando nuevamente en el reformismo, sustituyendo la identidad revolucionaria por el caudillismo y el culto a la personalidad. No lograron superar el viejo análisis objetivo ni subjetivo. Por eso, la incomprensión de la universalidad del modo de producción capitalista (la terrible tesis de la semifeudalidad y afines) desemboca en el vanguardismo militarista y el electorerismo. Su fracaso los vuelve a encadenar con la lucha por la “democratización” iniciada en la década de 1930 que repiten con la misma debilidad desde el 2000, sometiéndose a la reglas del poder establecido.

En la actualidad el absoluto predominio de la lucha legal (democrática) no es parte de una táctica de reconstitución y acumulación, sino de una derrota objetiva de los referentes que intentaron superar la crisis orgánica que afrontó la izquierda en los sesentas. Esta derrota tiene el rostro de la burocratización de los espacios de representación popular. La disputa de estos espacios que se realizan mediante el vanguardismo y el economicismo reproducen el viejo ciclo del reformismo: agitación-lucha legal-burocratización-agitación. Este ciclo del reformismo se reproduce en los distintos espacios donde el movimiento popular tiende a una organización espontánea, ahogando su crecimiento, sustituyéndolos por las “vanguardias iluminadas” que de esta forma coparán los espacios pseudo representativos y negociarán su cuota en la administración del sistema. Podemos apreciar como se ha afirmado la tendencia del círculo vicioso burocrático- reformista en todos los espacios de potencial desarrollo del movimiento popular, encubierta por los discursos radicalizados del oportunismo.

La militancia no se afirma sin identidad y queda en nosotros afirmar la nuestra en las tareas que nos demanda la reorganización de un movimiento revolucionario. Nuevamente la crisis nos obliga a dar nacimiento a un nuevo proceso, en el que la lucha contra el reformismo no puede ser rebajada por los llamados a la unidad, ni por los chantajes de las falsas vanguardias ya derrotadas por sus propios vicios de secta. Nuestro acercamiento a las masas es dialéctico, no instrumental. No las dirigimos, ni nos dejamos conducir por ellas, al despeñadero economicista. Nuestra lucha se prepara sobre bases sólidas en lo teórico, defendiendo la completa validez de la ciencia marxista pero a la vez purgándola de las desviaciones ideológicas del dogmatismo; en lo programático, asumiendo el socialismo contra el nacionalismo iluso que busca su alianza con una inexistente burguesía “progresista”; en lo organizativo, rompiendo las costras burocráticas de la vieja izquierda y creando nuevas formas de organización y relación dialéctica con las masas, nuevos espacios de educación constante y esforzada de los hijos e hijas del pueblo para la preparación del proceso de transformación revolucionaria.

El sectarismo no debe ser confundido por lo tanto con el combate con el economicismo, con el electorerismo, con la burocratización de las representaciones populares. Nuestra militancia no debe sentirse en ese caso comprometida con los proyectos unitarios de los falsos radicales del oportunismo decadente. Afirmar un camino solo depende de una estrategia revolucionaria en la que forjar una alianza entre el proletariado y el campesinado, tarea incumplida por las generaciones anteriores, es componente fundamental. Pero además, en función de la lucha estratégica contra la burguesía nacional, tácticamente debemos socavar constantemente el poder que ejerce mediante sus aparatos de legalidad. No nos dejaremos arrastrar al pantano de la legalidad y de la “democratización” burguesa que agitan constantemente aquellos que buscan en su derrota acomodarse al sistema de dominación. Si hemos de sobrevivir, será porque llevaremos hasta el final una lucha decidida no sólo contra el imperialismo y su apéndice, la burguesía nacional, sino contra todo reformismo, especialmente aquel disfrazado de revolucionario.

ESTRATEGIA, PROGRAMA, TÁCTICA REVOLUCIONARIA

El marxismo exige de nosotros que tengamos en cuenta con la mayor precisión y comprobemos con toda objetividad la correlación de clases y las peculiaridades concretas de cada momento histórico. Nosotros, los bolcheviques, siempre nos hemos esforzado por ser fieles a este principio, incondicionalmente obligatorio si se quiere dar un fundamento científico a la política.

“Nuestra doctrina no es un dogma, sino una guía para la acción”, decían siempre Marx y Engels, burlándose con justicia de quienes aprendían de memoria y repetían, sin haberlas digerido, “fórmulas” que, en el mejor de los casos, sólo podían trazar las tareas generales, que necesariamente cambian en correspondencia con la situación económica y política concreta de cada periodo particular del proceso histórico
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V.I. Lenin. Cartas sobre táctica. 1917

Una estrategia puede evidenciar los intereses de clase que intervienen en las políticas de un referente partidario. Si finalmente se traza como objetivo derrocar el poder de la clase dominante, o si por el contrario, lo que se busca es acceder a compartir una parte de él desde el gobierno. Debemos partir en primer lugar por entender que la estrategia es la combinación de elementos objetivos y subjetivos para lograr un objetivo político histórico. En segundo lugar debemos dilucidar qué objetivo es de trascendencia histórica para la clase social que representamos. Si ambas líneas se plantean no sólo adecuadamente, sino con transparencia y honestidad, podemos catalogar a una estrategia de reformista o de revolucionaria, siempre desde la perspectiva de clase dentro de la cual se actúa.

Cuando combinamos los elementos objetivos con los subjetivos, debemos saber adecuar la práctica de los últimos a las condiciones de los primeros. Un ejemplo de ello es que no podía plantearse una revolución socialista en un país feudal sin antes pasar por una revolución democrática, pues liberar al campesino de la opresión terrateniente es una tarea que antecede a la socialización de medios de producción. Es materialmente imposible sostener la industrialización sin resolver el problema del campo, que en la feudalidad, ahorca el desarrollo de los medios de producción modernos y la vida de las ciudades. Puede por lo tanto existir un proletariado conciente y organizado, y no digamos que éste carece de peso revolucionario por insuficiencia del elemento cuantitativo, sino por las condiciones objetivas en las que se desenvuelve; condiciones que podría aislarlo del resto del movimiento social y sus reivindicaciones inmediatas. Es la comprensión (o incomprensión) por parte del elemento conciente, de las condiciones objetivas, lo que determina su calificación.

Por otro lado y a la inversa: desarrollado el capitalismo hasta su fase monopólica e imperialista, agudizadas las contradicciones hasta desembocar en guerras sangrientas y en genocidios continuos, destruidas en cada crisis grandes cantidades de fuerzas productivas (capital y trabajo humano por igual), el elemento conciente no puede sino procesar una lucha por la socialización de los medios de producción, pues la mundialización del capitalismo, ha resuelto según sus necesidades las tareas democráticas incluyendo la funcionalidad de las periferias. En el mundo el surgimiento de los Estados-nación culminó con el gran movimiento nacional que liquidó el antiguo colonialismo durante la década de 1950 en Asia y África, mientras en Latinoamérica fue la expansión del capital durante y después de la II guerra mundial la que obligó a revoluciones democratizadoras “desde arriba”. El desarrollismo fue instaurado por gobiernos autoritarios y dictaduras militares a través de los proyectos nacionalistas.

Sí lo anterior es así, entonces ¿tendría en la actualidad sentido una revolución democrática? La respuesta es negativa tanto si lo que se intenta lograr es una profundización de la democracia burguesa, como de generar un proletariado sólido orgánica y concientemente. La industrialización de la posguerra no volverá a repetirse en Latinoamérica de la misma forma, es decir, con sus correlatos organizativos-sindicales. Y así como también las reformas agrarias se produjeron rompiendo los latifundios pero desarticulando la producción agrícola, abaratándola para desarrollar las industrias urbanas, hoy las organizaciones campesinas buscan el mercado y no la defensa de la tierra; y el mercado los incluirá en tanto vendan sus tierras o se transformen en pequeños capitalistas del campo. Mas la tendencia a la concentración de la tierra en la actualidad hay que recalcarlo, es capitalista. Una revolución democrática por lo tanto sólo alcanzará a constituirse en la actualidad en una reforma democrática, en una política de gobernabilidad capitalista a fin de cuentas.

Eso significa que la única revolución posible en nuestra era es la revolución socialista. Y ante ello surge el problema de la unificación de las fuerzas populares alrededor de un proyecto político que ha sido visto históricamente desde la centralidad de una clase (el proletariado) y desde una visión estructural (económica). En Latinoamérica en particular se encuentra a la orden del día las luchas antineoliberales a partir de los frentes pluriclasistas, en los que el proletariado a perdido la dirección política, y en los que la ideología unificadora es un nacionalismo ambiguo, impregnado muchas veces de reivindicaciones étnicas o de chovinismo militarista en el caso peruano. Y ante ello, se puede caer en la tentación de asumir una revolución nacionalista (antiimperialista y democrática) que se traduce en una estratégica alianza con la burguesía nacional como fuerza directriz, por ser la única que podría dirigir un proceso de resistencia al imperialismo desde el Estado y la hegemonía ideológica que controla. Es decir, el nacionalismo como elemento movilizador antiimperialista, desde ya asegura el predominio futuro de la burguesía nacional, y su posterior traición a su momentáneo aliado de clase, el proletariado.

En tanto la burguesía nacional es enemiga directa del proletariado en una revolución socialista, en tanto no existe burguesía progresista en esta etapa histórica, y por lo tanto lo único viable de asumir es un programa socialista contra un programa nacionalista burgués, la alianza de clase histórica sigue siendo del proletariado (clase dirigente) con el campesinado. Y en esta alianza principal de clase, podemos también incluir como aliados secundarios a las pequeñas burguesías radicalizadas, a quienes pacientemente hay que desengañarlas del nacionalismo antiimperialista inviable. Finalmente la misma actitud de alianzas y de dirección política hay que llevarlas al plano internacional, donde los procesos antiimperialistas han adquirido una mayor fuerza pero también pluralidad de clases. Son aliados importantes que sin embargo no pueden ser asumidos como direcciones internacionales, pues no han definido su camino al socialismo, un socialismo que no puede sino tener claros elementos programáticos.

Y es que de manera mínima un programa socialista debe mantener intacta la capacidad de movilización del proletariado y el campesinado en la lucha por el derrocamiento de la burguesía y la transformación del modo de producción, pero además tiene la función de concientizar a las masas, de darles un derrotero ideológico. En el Perú un programa socialista debe al menos proclamar las siguientes líneas generales: 1) La construcción del Estado de los trabajadores del campo y la ciudad mediante la instauración de la Asamblea Popular Nacional Descentralizada, que sustituya al decadente ejecutivo presidencialista y el inservible parlamento burgués; 2) La inmediata estatización de las industrias y actividades económicas estratégicas, y la progresiva socialización de todos los medios de producción, incluyendo del conocimiento tecnológico; 3) La revolución agraria, que colectivice el campo en beneficio de las comunidades campesinas con apoyo técnico de la Asamblea Popular y un porcentaje fijo de los recursos generados por las actividades estratégicas; 4) El internacionalismo antiimperialista hacia el socialismo, acompañando y luchando con los procesos nacientes que en otros países se enfrentan al imperialismo; apoyo sin embargo que no es incondicional sino en la medida que estos funden un real poder de los trabajadores y busquen la conquista del socialismo.

Sin embargo, lograr estos objetivos estratégicos, que no empiezan con nosotros sino que son parte de un combate histórico del que nos sentimos tan solo herederos y continuadores, no son tarea sencilla ni pueden ser asumidos sin la flexibilidad táctica que hace operativa una estrategia revolucionaria. El socialismo no se crea por decreto y la alianza de clases no se lleva a cabo mediante el voluntarismo sectario. Pero además, la forma táctica por excelencia para lograr la consecución de una estrategia es la habilidad organizativa. La forma de construir poder desde abajo y combatir el poder hegemónico está en primer lugar en función de los espacios de cohesión social; y en segundo lugar, en el contenido ideológico que determina sus acciones y su comprensión política. Son tanto las tendencias reformistas, como aquellas sectarias y dogmáticas, aquellas que más han errado a su vez en el combate, o en la adhesión a las múltiples formas organizativas que el pueblo ha creado para unirse y luchar.

El ejemplo más saltante en el espacio legal y dentro de él, los procesos electorales, los que una y otra vez han sido tanto defendidos (por el reformismo) como combatidos por una cuestión de principios (por el sectarismo dogmático). En realidad un proceso electoral es un espacio de aglutinación secundario y coyuntural, que en determinados momentos puede adquirir una relativa importancia y en otros puede determinar el inicio de un largo proceso de agitación o represión. Lo mismo podemos decir de los espacios de organización gremial o sindical. Algunos se vuelven caducos y deben ser ya desechados, otros pueden ser fortalecidos aún cuando se vean débiles, si le podemos dar otro contenido y otra dinámica de lucha. Por otro lado está la lucha violenta y sus métodos, sea insurreccional, mediante la guerrilla o por el terror. Ha sido denostada del lado de la izquierda y la derecha por igual, mas pueden parecer inevitables en los procesos revolucionarios, por ejemplo aquellos dirigidos por la burguesía (el ejemplo clásico de la Revolución Francesa), sobre todo cuando la clase dominante y explotadora se resiste a rendir su poder y responde con un baño de sangre.

En nuestro país podemos decir que en todos los años de lucha histórica del proletariado y del campesinado han sido tres los espacios de importancia en la organización de su poder: 1) Los frentes de masas; 2) Los espacios legales; 3) Los aparatos militares. El debate actual se centra si alguno de ellos ha devenido en inservible, en innecesario, o deben ser reformulados en su conjunto, adecuados a las condiciones actuales. El papel del instrumento político en estas circunstancias es dilucidar y trabajar sobre la organización popular en base a estos espacios o crear nuevos diseños organizativos. Tácticamente dentro de los dos primeros se agitan plataformas reivindicativas que hay que saber enlazar con el programa socialista. Y podríamos decir que estos espacios son necesarios para construir poder desde abajo, para luchar contra la burguesía, que infiltra su predominio ideológico y sus activistas a sueldo dentro de ellos. Se debe lograr en conclusión que sean parte de los instrumentos de un proceso revolucionario.

Dentro de los espacios legales, el electoral no necesariamente implica la participación dentro de los comicios con candidatos, pues una campaña de voto viciado es de por sí la utilización y la lucha dentro de este ámbito. Pero si de algo debemos estar seguros es que la hegemonía liberal tiene en el espacio electoral su mayor poder legitimador. No debemos olvidar esto, pues a su vez, los gobiernos burgueses se apoyan en esta legalidad para consolidar el poder de su clase. Por supuesto que si este falla, cuentan con el poder coercitivo y aplastarán cualquier resistencia que escape a su consenso, pero lo importante es que usan preferentemente las “armas democráticas”. A contracorriente del infantilismo denunciado por Lenin, nosotros debemos también saber utilizar este espacio de agitación de la mejor manera. Sin caer en posturas desde un idealismo principista que niegan su participación en él por ser reformista.

Pero, sin tener que sustentar en demasía, es la organización de las masas el espacio más importante para forjar el poder social. La historia tiene ejemplos dolorosos de lucha llenas de fervor pero estériles, debido justamente a que se produjeron al margen de la participación de los sectores populares. En la actualidad sin embargo no existe un consenso sobre qué órganos y qué forma debe adoptar la reorganización social. Nosotros consideramos que existe un potencial en la creación de un nuevo sindicalismo que una a los trabajadores formales con aquellos denominados “informales” y a los trabajadores del campo y la ciudad. Sindicalismo que a su vez debe constituirse en un eje sindical que enlace y encabece las luchas de los frentes pluriclasistas (llamados también Frentes de Defensa, donde el campesinado debe ser a su vez la columna fundamental) y les de un derrotero programático-ideológico desde el proletariado. La otra línea de organización de masas es el sector estudiantil, muchas veces menospreciado pero cuyo potencial en el aporte de cuadros es vital y que ha sido ahogado más bien por el reformismo. El principal problema es el contenido ideológico de sus luchas, engarzados casi siempre con un fondo asistencialista y de inclusión en el sistema. También es necesario un nuevo espacio de organización del movimiento estudiantil, ligado estrechamente al eje sindical (a través de una universidad popular) pero que rescate las particularidades que le brindan el manejo y la difusión del conocimiento. Esto sólo podrá lograrse reavivando la organización estudiantil desde sus gremios y nuevos espacios de base hasta centralizarlos en una nueva estructura de representación nacional.

Todo lo anterior es un pequeño esbozo de nuestra concepción y de las tareas que consideramos imprescindibles en esta etapa. Tareas que como organización política hemos empezado a asumir, con mística revolucionaria y con responsabilidad. Creemos que se abre un nuevo escenario en el que nuevas fuerzas del pueblo empiezan a despertar. El Socialismo no es una utopía; es el futuro. Muchos compañeros invalorables dedicaron su vida para construirlo y nos dejaron los cimientos. No podemos ni debemos hablar de derrota. El futuro es una lucha continua que, indefectiblemente, habrá de concluir en la conquista de una sociedad justa, libre e igualitaria.
C.C. CSM Enero 2008