sábado, 24 de noviembre de 2007

PRONUNCIAMIENTO

A un año de iniciado su gobierno, la mafia aprista se tambalea. No encuentra más salidas demagógicas para ocultarle al pueblo lo que realmente representa: la defensa feroz de los intereses del imperialismo y del gran capital peruano. Arrinconado por el movimiento de las masas, que espontáneamente reclaman sus derechos a una vida digna, al criminal Alan García no le queda otra opción que dejar de lado su careta democrática y mostrar su real rostro represor. De esta manera ha emprendido con furia contra los trabajadores y en particular contra los maestros del SUTEP, desprestigiándolos, insultándolos, acusándolos luego de ser violentos e ir contra la ley, mientras a continuación los apalea y los encierra, pisoteando sus derechos elementales a la reunión y la protesta.

Sin embargo, las medidas policiacas del gobierno no han logrado detener las manifestaciones y paros en todo el país, y ante el levantamiento general, la burguesía peruana le pide desesperadamente a García orden. Éste ahora recurre a las fuerzas armadas y a los medios de comunicación mercenarios para intentar capear el temporal. La alianza criminal APRA- Fuerzas Armadas- Medios de Comunicación, empieza a preparar el terreno para una represión a gran escala, que pulverice los gremios sindicales y disuelva las protestas a sangre y fuego, dando un escarmiento a las masas. Por ello no es gratuita la campaña anticomunista que el gobierno ha iniciado. Tiene el claro objetivo de deslegitimar las movilizaciones, alertando infiltración subversiva o un complot chavista, creando la justificación para el ataque cobarde y criminal contra las organizaciones populares.

Ante esta perspectiva se abre claramente la necesidad de defensa de todo el pueblo en contra de un régimen fascista que busca destruir su persistente organización. Ahora es el SUTEP el sujeto del odio aprista, pero luego serán las centrales sindicales, las distintas federaciones clasistas y finalmente cualquier organización que defienda los intereses de los trabajadores del campo y la ciudad. Las últimas movilizaciones han demostrado además que la unidad de las organizaciones sindicales y la solidaridad es imprescindible para resistir a las fuerzas represivas que utilizan también las tácticas psicosociales para debilitarlas. En estas circunstancias, la fragmentación y la división son los peores enemigos del pueblo y deben evitarse por todos los medios. Debemos bregar por unir las luchas y darles una dirección centralizada.

El Colectivo Socialista MASA demanda por lo tanto a las centrales sindicales y gremios nacionales; a la CGTP, CUT, CCP, CNA, a impulsar la conformación de una Asamblea Popular, que a su vez convoque a todas las organizaciones del pueblo, con el fin de elaborar un Plan Unitario de Lucha contra el régimen aprista. Un plan que, unificando las distintas reivindicaciones populares, sectoriales y regionales, empiece a gestar un real autogobierno de masas, mientras prepara las próximas acciones de fuerza y de defensa contra este gobierno represivo y hambreador. No puede haber más conciliación con el enemigo de clase, ni se puede caer en la ingenuidad de mesas de diálogo que buscan un respiro a la reacción. No se le puede exigir a un enemigo declarado que “cumpla sus promesas” electorales o luche contra la pobreza que el mismo causa y defiende. Sólo se debe exigir y luchar por su caída.

Lima, 17 de julio del 2007.

Comité Político- Colectivo Socialista MASA.

EL ALBA Y LA INTEGRACIÓN DE LOS PUEBLOS

conferenecia organizada por :

CONAEM
MASA GRUPO DE ESTUDIOS INTERUNIVERSITARIO
ALIANZA HUMANISTA JUVENIL

viernes, 23 de noviembre de 2007

UNIVERSIDAD Y REVOLUCIÓN

Coincidentemente con la implantación del programa neoliberal fujimorista en el Perú, la dictadura cívico militar y el desmoronamiento de la izquierda política, se produce también la aparente desarticulación del movimiento estudiantil, entendido este último como la organización de los intereses populares en este ámbito. Sin embargo era posible vislumbrar desde la década de 1980 una ruptura entre las prácticas partidarias de la vieja izquierda en la universidad y las bases estudiantiles que ésta se esforzaba por dirigir. Las conductas hegemonistas de las dirigencias estudiantiles, en permanente confrontación y que habían instrumentalizado al movimiento universitario en función de sus intereses políticos, iban pues progresivamente perdiendo influencia con las bases que decían representar.

En realidad la idea de asegurarse las bases estudiantiles como botín político tenía su correlato en las prácticas de burocratización de las instituciones de cogobierno y autonomía, triunfantes desde la reforma de Córdoba. Cuando la izquierda electorera empieza a desmoronarse y Sendero Luminoso es derrotado, el neoliberalismo se consolida en la universidad, no sólo como proyecto de universidad-empresa sino como discurso ideológico. El apoliticismo persistente de las masas universitarias entonces tiene como sustento la cultura del neoliberalismo, pero fue reforzado además por la previa presencia de anquilosadas estructuras de representación estudiantil cooptadas por parte de la izquierda superviviente, que fácilmente fueron barridas por la intervención dictatorial del fujimontesinismo. Esta burocracia parece ahora resucitada estos últimos años en la universidad pública.

Uno de los principales problemas en el análisis de la problemática de la universidad, que impide a su vez explicarse que es lo que sucede en ella y qué hacer para convertirla en herramienta de un proyecto revolucionario, es la aproximación insuficiente o fallida a la totalidad. Es decir, en un primer caso, la tentación de ver a la universidad como espacio autónomo e incidir excesivamente en sus particularidades en el marco de un espacio cerrado, y en otro, un erróneo análisis estructural, referido principalmente a la forma como se interpreta históricamente el modo de producción capitalista, el cual condiciona la forma en la que la universidad se recrea y establece en la sociedad. Ambos análisis tienen como resultado prácticas políticas que mantienen o profundizan la crisis del movimiento estudiantil como se verá a continuación.

CAPITALISMO Y UNIVERSIDAD.

El neoliberalismo como expresión de un capitalismo mundializado ha replanteado el concepto de universidad en función de esta nueva situación. Por lo tanto la universidad pública de un país de la periferia capitalista adecua la formación técnica del trabajo humano a las necesidades de la expansión del capital en este tiempo. Ese es el papel de la universidad hoy, la de ser uno de los instrumentos que aseguran la situación de explotación y dominación de las masas trabajadoras y la transmisión de los recursos de los países neocoloniales a los países centrales. Pero además la función de la universidad tiene un carácter eminentemente ideológico que se expresa en forma general en la cultura del individualismo, competitividad y consumismo, que posibilitan que se reproduzcan las condiciones materiales de la producción capitalista globalizada.

Si bien lo fundamental de la universidad como aparato educativo e ideológico al servicio del capitalismo no es nuevo, si existen ciertas condiciones que han surgido producto del neoliberalismo y del derrumbe de los proyectos socialistas en el mundo. La principal es el abandono de los proyectos de desarrollo industrial en los países de la periferia capitalista y su relación con la idea de universidad. Durante la décadas que van de 1950 a 1970, varios países de América Latina, alentados por la teoría de la dependencia y el desarrollismo, emprendieron programas de industrialización que pretendían impulsar la consolidación de un capitalismo nacional en los respectivos países de la región. Esto necesariamente implicaba un proceso educativo cuya expresión fue la apertura a amplios sectores sociales de la educación pública y en particular de la universidad.

La ampliación de la educación pública en general buscaba formar a la mano de obra técnica y profesional que necesitaría esa nueva y creciente industria nacional en Latinoamérica, pero también el personal burocrático de un Estado cada vez más sobredimensionado. El aparato productivo necesitaba alimentarse del trabajo humano que posibilitara el crecimiento de diversas ramas industriales, incluso la industria pesada. El Estado también se convertía en propietario de diversos medios de producción como parte del estímulo empresarial que se pretendía consolidar. Y por otro lado la ideologización producto de la confrontación durante la guerra fría y los proyectos ideológicos de los Estados populistas de búsqueda de la “identidad nacional”, tendría también su efecto en la profesionalización de los “trabajadores intelectuales”.

El fracaso de este modelo (también llamado de “sustitución de importaciones”) durante la década de 1980 en el Perú y su mayor desmantelamiento en los noventas, tiene diversas consecuencias que se sentirían progresivamente en el movimiento estudiantil hasta hacerlo entrar en crisis. La masificación de la educación encontraría como respuesta fuera de la universidad un proyecto nacional cancelado producto del fracaso del modelo económico desarrollista. El desempleo creciente y las nuevas necesidades del neoliberalismo producirían un reacomodo de las carreras profesionales, una tecnificación de las mismas o el surgimiento de las opciones vinculadas a la expansión tecnológica y comunicacional del capitalismo globalizado. Todo esto desencadenaría, por un lado, una aparente desideologización de la masa estudiantil, y por otro, el desconcierto y autismo de la izquierda, acompañadas del fracaso de sus proyectos de gobierno y/o de poder, que terminarían por fragmentarla y sumirla en la marginalidad.

POLÍTICA, MOVIMIENTO POPULAR Y UNIVERSIDAD.

En los momentos de irrupción del neoliberalismo, las acciones del movimiento universitario se centraban en la agitación política y en las luchas por las reivindicaciones educativas desplegadas desde el movimiento de Córdoba. En realidad se relacionaban concretamente con el proyecto de universidad que tenía la izquierda en su conjunto, tanto la electoral como la armada y que significaban el acceso al gobierno por un lado, y por otro, la toma del poder. De esta forma la agitación política y la lucha por las reivindicaciones, a través de los organismos de representación estudiantil, estaban al servicio de las campañas electorales o por la agudización de las contradicciones. Es decir, tenían un marcado carácter coyuntural e inmediatista.

Para la izquierda electoral la captura del movimiento estudiantil significaba también un capital político dentro de la pugna por la hegemonía, tanto con los demás partidos políticos de la derecha, como a nivel interno, es decir, en la lucha entre facciones de izquierda. De este modo, era importante el control de diversos organismos de representación, desde la FEP (como gremio nacional) hasta las federaciones o representaciones estudiantiles en las diferentes universidades. Esto porque lograr una correlación de fuerzas le permitiría negociar mejor su posición dentro del frente electoral. En el fondo de todo estaba el convencimiento de que el gobierno del país estaba por alcanzarse y que se debería profundizar la influencia política en los movimientos sociales donde supuestamente se tenía a las bases comprometidas con el proyecto de la izquierda electoral. El derrumbe de esta izquierda desnudó lo ilusorio de esta situación pues esa representación ganada en los diferentes movimientos sociales, como el universitario, se encontraba cada vez más divorciada del movimiento popular.

Igual de ilusoria era la tesis de Sendero Luminoso respecto al equilibrio estratégico, que condicionaba su accionar político en sus diferentes espacios de acción, dentro de los cuales, estaba también la universidad. Para Sendero, el equilibrio político militar con el Estado burgués se había logrado y la toma del poder era inminente. Por lo tanto, el accionar político en la universidad giraba alrededor de agudizar las contradicciones entre las bases estudiantiles y el Estado, radicalizando la confrontación y captando a los estudiantes hacia la lucha armada. A esto se sumaba la confrontación con la izquierda electoral que en general pudo cercarlo y apartarlo del control de importantes espacios de representación, así como desprestigiarlo ante las bases e incluso denunciarlo ante la represión, debilitando su aparato organizativo.

Durante la década fujimorista la derrota de la izquierda fue vinculada con las políticas represivas en la universidad que desmontaron casi totalmente los espacios burocráticos construidos por la izquierda en las instancias de representación. Pero éstas en realidad sirvieron para ocultar que las causas del desplome de la izquierda, tanto alzada en armas como electoral, se relacionaban con cambios estructurales que debilitaron su base social y su dogmática e idealista lectura de las condiciones objetivas que tornaron anacrónica su línea programática. La derrota política y militar estaba por lo tanto ya incubada desde antes del advenimiento del Fujimontesinismo. Luego de la caída de la dictadura, la izquierda en la universidad intenta reconquistar sus espacios en el cogobierno estudiantil y su influencia política en las bases, también con nuevos grupos que se proclamaban fundadores de una nueva opción de izquierda en la universidad. Sin embargo, tanto estos nuevos grupos como los del anterior proceso, fortalecieron los antiguos vicios que contribuyeron a alejarlos de las bases. A las conductas hegemonistas y a la corrupción, se sumó un renovado dogmatismo sumamente empobrecedor y regresivo.

MOVIMIENTO ESTUDIANTIL Y PROYECTO POLÍTICO

Como reacción a la vieja izquierda en la universidad se han levantado algunas propuestas desde el reformismo, que desde una posición de izquierda “posmoderna” buscan rescatar la potencialidad del espacio universitario como generadora de un conocimiento alternativo y contrahegemónico al capitalismo. Inciden concretamente en una crisis de sentido de la universidad y por lo tanto centran la tarea en la búsqueda de una nueva radicalidad, que debe ser gestada en un aprendizaje compartido con otros espacios sociales. La propuesta, más allá de su conexión con las autoridades pseudo progresistas y sus cuadros académicos, tiene serios inconvenientes tanto en su desarrollo como en su aplicación debido a su concepción antidialéctica.

En efecto, la potencialidad de la universidad esta relacionada con la clase de conocimiento que pueda generar y como éste puede ser socializado y enarbolado en contra del capitalismo y su expresión neoliberal. Sin embargo el problema que se presenta es como un conocimiento alternativo puede surgir de un espacio dominado e instrumentalizado por el capitalismo de forma avasalladora y asfixiante. El proyecto “emancipatorio” de la universidad fundamentado en la “revolución del conocimiento”, aunque expresamente diga lo contrario, tiene un fuerte componente autonomista y apolítico, en la medida que no responde a un proyecto de poder ajeno al de dominación burguesa. ¿Porqué entonces se explica que esta propuesta renovadora respeto a las desfasadas y burocráticas concepciones de la izquierda tradicional, ha sido arrinconada a la marginalidad, del ya por sí marginal movimiento estudiantil?. La universidad forma parte de una totalidad económica y social que debe ser aprehendida desde una determinada conciencia de clase: aquella que entiende que sólo sobrevivirá si revoluciona la estructura económico-social. El problema por lo tanto es que la universidad debe ser parte de un proyecto político totalizador. La universidad no puede encontrar su propio sentido, ni tampoco los demás espacios de articulación social, de forma aislada y autónoma.

Un proyecto revolucionario implica en primer lugar aceptar y luego establecer la reales causas de la derrota sufrida por la izquierda a nivel mundial. Pero también significa ir asegurando las certezas de lo que no fue derrotado a nivel teórico y programático. Este conocimiento de proletariado, sin embargo, está siempre orientado a la lucha de clases que lleva a cabo contra la dominación burguesa. Por eso despliega entonces sus líneas de acción política hacia los espacios populares dándoles una dirección a su organización, colocándolos en función de un amplio movimiento de masas dirigidos a golpear estratégicamente al enemigo. La universidad está inmerso y es a su vez uno de estos espacios, con sus propias particularidades y potencialidades. La dialéctica que se produce entre su particularidad y la totalidad de la lucha de clases no llega a producir conocimiento revolucionario si no está a su vez comprometido con el proyecto político, que a su vez debe siempre esforzarse por comprender cabalmente esta contradicción.



Desde esta perspectiva lo primero que se impone en al ámbito universitario es ir liberándolo de las trabas que ahogan su crecimiento cualitativo, o, dicho de otra manera, que impide elevar el movimiento espontáneo a movimiento revolucionario. Es una lucha política por revitalizar y desburocratizar la representación estudiantil, una batalla decisiva contra la administración educativa capitalista, pero también contra las costras reformistas de la vieja izquierda. Pero además la tarea principal en la universidad esta orientada hacia el conocimiento. La investigación y el debate teórico que el proletariado debe llevar a cabo, encuentra en las universidades un espacio posible de ser liberado para realizar estas tareas fundamentales. Un movimiento estudiantil, aún cuando inmerso en un proyecto político, que no sepa unificar ambas tareas y por lo tanto, que deje de lado su actual responsabilidad histórica, probablemente no sólo persista en su marginación respecto del movimiento popular en su conjunto, sino también haga mucho más difícil la consolidación de un proceso revolucionario.

MASA PRENSA SOCIALISTA


EL ÓRGANO OFICIAL DEL COLECTIVO SOCIALISTA MASA EN EL NÚMERO DE OCTUBRE Y NOVIEMBRE 2006:
CONTRA LAS ELECCIONES. HACIA UNA NUEVA SENDA/
OAXACA: LA VERDADERA REVOLUCIÓN DEL SIGLO XXI/
DESDE EL SUR ANDINO: UNA MIRADA AL PERÚ/ MOVIMIENTO ESTUDIANTIL: UNIVERSIDAD Y REVOLUCIÓN/ LA TRISTE REALIDAD DE LA UNHEVAL HUÁNUCO CULTURA: SACÁNDOLE LA BOINA AL CHE GUEVARA
ADEMÁS:
EL TEXTO INTEGRO DE "TRES FUENTES Y TRES PARTES INTEGRANTES DEL MARXISMO" DE V. I. LENIN
MASA CON APORTES DE LOS COMPAÑEROS DE JUNIN, HUANCAVELICA, HUANUCO, PUNO Y LIMA

POR LA RECONSTRUCCIÓN DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL (PRONUNCIAMIENTO)


Durante los últimos años hemos apreciado como las luchas espontáneas alrededor de las reivindicaciones estudiantiles, que en algunos momentos parecían alcanzar una renovada fuerza, luego cayeron en la desorganización y en la indiferencia de las bases. Sea contra la corrupción de las autoridades universitarias, por los derechos de los comensales o en apoyo a la huelga docente, como en la actualidad, el movimiento estudiantil parece asomar reconstituido en defensa de sus reivindicaciones inmediatas para, luego de algunos pequeños logros y muchas más frustraciones, sumergirse en el marasmo y la fragmentación.


Mientras las luchas aisladas de los estudiantes se producen de forma intermitente, las políticas privatizadoras de la educación por parte del Estado neoliberal, el abandono económico y la corrupción en el manejo de las universidades públicas parece avanzar incontenible. Aquellos estudiantes que en esta última coyuntura lucharon por defender sus derechos fueron reprimidos por las autoridades corruptas, mediante golpizas y sanciones, tal como sucedió con los compañeros de la Universidad San Marcos que fueron prácticamente expulsados de su casa de estudios por defender el comedor de estudiantes de burócratas hambreadores y parásitos como el rector Burga.


Las bases estudiantiles sufren todos los atropellos inimaginables, inermes e incapaces de revertir su situación. Adolecen mayoritariamente de conciencia y carecen en general de organización y de dirección. En este escenario abundan los grupúsculos oportunistas y electoreros que tranzan con las autoridades por dádivas de diferentes tipos y venden las acciones de lucha para beneficiarse traidoramente. No existe una representación estudiantil o una agremiación nacional que defienda los derechos y reivindicaciones del estudiantado en su conjunto, pues hace mucho que Patria Roja ha pervertido la significación de un organismo de este tipo, apropiándose de la Federación de Estudiantes del Perú (FEP).


Paralelamente a ello otros grupos oportunistas intentan crear coordinadoras, frentes, asambleas de gremios y otros cascarones para negociar con Patria Roja su inclusión en la tristemente célebre FEP. Estos grupúsculos siguen la misma receta que la vieja izquierda: organizan encuentros casi secretos con unos cuantos tercios y gremios de escasa representación y se atribuyen la voz y representación del movimiento estudiantil en su conjunto. Los intentos de estos grupúsculos por remedar a Patria Roja y crear una organismo gremial nada representativo, así como sus apetitos sectarios y mercenarios, deben ser combatidos con toda firmeza.


No obstante es resaltante que algunos sectores ajenos a las maniobras de los grupos arriba señalados empiecen a plantear una mayor centralización de las luchas, muestren interés por formar espacios de coordinación de más alcance y tiendan una incipiente articulación con el interior del país. Aún cuando actualmente confluyen en los espacios manejados por aquellas sectas y grupúsculos, es importante rescatar su voluntad por dar los primeros pasos en dirección a constituir la organización que los estudiantes requieren para enfrentar la arremetida neoliberal del Estado pro imperialista y a sus lacayos en el sector educación. No se debe permitir que estas nuevas fuerzas sean desbaratadas y corrompidas por el oportunismo y mercenarismo de la vieja izquierda disfrazada también con nuevos e “integradores” nombres. Se debe llevar a cabo una profunda democratización y ampliación de los espacios de discusión y encuentro que logren formar en esta etapa una verdadera Coordinadora Estudiantil a nivel nacional, que centralice las luchas a este nivel y que sirva de frente de defensa de los estudiantes víctimas de las represalias de las autoridades.

Es por eso que ante lo señalado creemos que es momento de exigir a todos los estudiantes honestos y concientes, organizados y no organizados, el más amplio esfuerzo en la constitución de coordinadoras estudiantiles en cada región para que, luego de un proceso de amplia convocatoria y acumulación, estas confluyan en un verdadero Encuentro Nacional de estudiantes, donde se forme un organismo de centralización. Debe impedirse que unos cuantos nuevamente programen “encuentros nacionales” o creen “coordinadoras estudiantiles” de forma casi clandestina y de espaldas a las bases, invitando por lo bajo a Patria Roja para negociar con ellos o atribuyéndose un individuo la representación de toda una universidad, como fue el caso del señor Roca de “Integración Estudiantil”, quien con todo desparpajo se atribuyó él solo la representación de todo San Marcos, en la reunión estudiantil del 27 y 28 de agosto en la UNAC y donde se formó una “Coordinadora Nacional Estudiantil”, que no debe además en absoluto reconocerse como tal por ilegítima.

En este etapa el movimiento estudiantil carece de una representación real y por lo tanto la legitimidad de cualquier convocatoria para la continuidad de las luchas y la reconstrucción orgánica no es tarea sencilla. Sin embargo es claro que ante el alejamiento de las bases de sus supuestos representantes estudiantiles, federaciones y gremios, se debe rescatar los espacios reivindicativos en pie de lucha que han surgido espontáneamente y contado con un mayor apoyo y movilización de las bases. De esta forma y en el caso de Lima, lo que no lograron los compañeros de la UNI levantados en lucha contra Morales, al convocar y sostener un espacio amplio de lucha interuniversitaria, debe ser retomado por EL COMITÉ DE LUCHA EN DEFENSA DE LOS SANCIONADOS DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS. Ya su reivindicación ha sido sobrepasada por las tareas que se imponen en esta etapa y por lo tanto este espacio debe dar el salto y no sólo constituirse en ente centralizador de las luchas sanmarquinas, sino en espacio de convocatoria estudiantil de naturaleza general.

Por lo tanto, desde esta convocatoria abierta que se traduzca en asambleas estudiantiles amplias se debe dar paso a espacios de centralización a nivel regional y/o macro regional camino a un encuentro nacional con un mínimo de representatividad, abriendo en este proceso la participación de las bases bajo la modalidad de un estudiante un voto. En este etapa las federaciones y gremios tienen la responsabilidad de difundir e impulsar en las bases la necesidad imprescindible de su participación en el espacio pero, debido a la crisis de representación estudiantil, no pueden atribuirse la capacidad de decisión de las bases que NO MOVILIZAN en esta etapa. Es imperativo profundar la democracia en las bases estudiantiles y alentar su participación. Pero además esto debe ir acompañado de proseguir la lucha en defensa de la universidad pública y de los derechos estudiantiles. Es por eso que urge reivindicar LA TOTAL GRATUIDAD DE LA ENSEÑANZA PUBLICA Y UN MAYOR PRESUPUESTO PARA EL SECTOR EDUCACIÓN. No creemos que en esta etapa, con el grado de debilidad del movimiento estudiantil, podamos avocarnos a la lucha por una reforma universitaria, que bien puede ser el caballo de Troya que necesita la burocracia privatista para ir contra el derecho del pueblo a la educación superior.

Finalmente, sabemos que todas las luchas por reconquistar los derechos estudiantiles, continuamente pisoteados por el Estado neoliberal, sólo podrán conseguir sus objetivos si se logra transformar a la universidad peruana en la universidad popular. En aquella cuyo conocimiento no sea instrumental a la reproducción del modo de producción capitalista y mas bien sea fuente de conocimiento revolucionario. Paso a paso, el movimiento estudiantil debe ir adquiriendo al conciencia de cuál es su papel histórico. Y sobre todo cual es su deber en la construcción de una nueva sociedad, libre de la explotación y la miseria.


9 de septiembre del 2005